UFF, POR POCO!

UFF, POR POCO!

Es evidente que todos tenemos el día señalado en el que nacemos y morimos. Cada vez lo tengo más claro. Cuantos más accidentes investigo, más me reafirmo en que se encuentra escrito el día en que estamos listos de papeles para irnos de aquí.

Os cuento uno de tantos casos que lo confirman, pero en esta ocasión, afortunadamente, con final feliz.

Intentaré no ser muy explícito con la descripción del hotel donde ocurrieron los hechos, para evitar que los avezados lectores, usuarios frecuentes de la ciudad de Barcelona, lo identifiquen con facilidad.

Edificio de cristal, de reciente construcción, alto (18 plantas), moderno, destinado a hotel de cinco estrellas. No doy más detalles, aunque me quedo con las ganas.

Como edificio “inteligente” (aunque eso lo pongo en duda), los ventanales de todas las habitaciones son oscilobatientes, con una apertura vertical máxima de 45 º. Hablamos de ventanales de importantes dimensiones (1,20×2,00 m), doble cristal 6+6+6, y peso elevado.

Se trata del típico hotel cuya clientela es de un poder adquisitivo alto, y mayoritariamente extranjero, con preferencia angloparlante (UK, USA, CANADA, AUSTRALIA).

Como hotel de lujo que es tiene lanzaderas privadas, esto es, minivan que trasladan a sus clientes del aeropuerto al hotel, y viceversa.

Día x, hora h. La lanzadera recoge a seis ejecutivos norteamericanos y se dirige al hotel. Por tanto, en total el vehículo tiene ocupadas siete plazas. Llegan sin novedad, ubicando la minivan justo en la puerta de entrada principal. Salen los siete y se dirigen todos ellos (incluido el chofer) al lobby con el fin de ofrecerles la bienvenida, y tras ello recoger los botones del hotel el equipaje. Pero no da tiempo a ello, dado que nada mas apearse y cruzar la puerta, escuchan un enorme estruendo, viendo como la minivan saltaba por los aires, resultando cortada en dos, como si fuera mortadela.

Ahorro contaros el estado de ansiedad y nerviosismo en el que quedaron los siete. En un principio se pensó en un atentado terrorista pero a medida que se fue investigando, se vio como aparecía la totalidad de un ventanal (incluido el marco) insertado como un cuchillo en la carrocería de la furgoneta.

Se verificó que la totalidad del ventanal de la habitación principal de una habitación situada en el piso 14, y en la vertical de la entrada principal del hotel, se había desprendido apenas unos segundos después que llegaran los clientes. Podéis imaginaros si les hubiera alcanzado a todos dentro.

Se llevaron un gran susto, pero lo importante es que ese no era su día.

Alberto Garom

ES
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