LE CAYÓ EL GORDO

LE CAYÓ EL GORDO!!

La verdad es que por mucho que le demos a la imaginación estoy seguro que nunca llegaríamos a pensar que haya podido ocurrir un caso como el que os voy a contar a continuación. Y de verdad que ocurrió, lo investigué, y no hace mucho.

Paseo por Las Ramblas, atestadas de turistas, como siempre, y me dirijo a un gran centro comercial situado en Plaza Catalunya. Mientras ando hacia allá pienso en el caso en cuestión y me inunda la curiosidad por conocer los pormenores, dado que es de esos casos curiosos de verdad.

Tras ser atendido por el jefe de seguridad, un tipo que echa horas en el gimnasio para aburrir, este me presenta a la jefa de planta de cosméticos, que dado su aspecto estoy seguro que los prueba todos.

Tras las presentaciones oportunas nos dirigimos al lugar de los hechos. Me quedo sorprendido al comprobar que se trata del típico pasillo de centro comercial-sección cosmética, con múltiples expositores por sus lados, conformando a su vez otros pasillos más pequeños. Para aclararnos, los que todos hemos recorrido en plan desesperado cuando llegan las Navidades y apremia el tiempo.
En los expositores se encuentran muy bien colocados perfumes, cosméticos y demás productos presumiblemente para hacernos más guapos. Claro está, todos ellos sin la más mínima sospecha de ser peligrosos.

Comenzamos con la reconstrucción de los hechos. ¿Estáis preparados? ¡Allá va!:

Joven dependienta de complexión delgada que comienza su jornada habitual reponiendo perfumes en los diferentes expositores, los cuales cuentan con repisas a varias alturas, desde 40 cm del suelo hasta 1,50 m.

Se encuentra en cuclillas colocando unos perfumes en la repisa más baja de un expositor situado justo a la vuelta del pasillo principal, inmersa en su trabajo con el fin que todo quede perfectamente colocado a la espera de la vorágine de clientes.

Por el pasillo principal comienza a andar una señora muy gruesa, bueno lo que se denomina un cuerpo orondo de líneas redondeadas hasta límites peligrosos. Mientras camina lentamente, se balancea de una pierna a otra, como si estuviera comenzando una danza ritual zulú, y claro está, avanzaba mínimamente. Una dependienta se fija en ella y le ofrece una muestra de perfume, contestándole con una sonrisa dócil, por lo que esta aprovecha para espolvorearle el perfume por su mejilla. Sigue andando por el pasillo, y apenas a 50 metros, justo en la intersección donde estaba situada en cuclillas nuestra joven dependienta, gira a su encuentro, momento en que la señora pierde el equilibrio y se cae encima de ella, sin posibilidad de poderse mover dada su nula motricidad. La joven no puede ni pedir auxilio al tener aplastada su caja torácica, y apenas respira. La señora grita y pasados unos largos segundos por fin compañeros acuden en auxilio de ambas. No menos de tres personas fueron necesarias para moverle.

El resultado fue muy grave al haber sufrido la dependienta aplastamiento de vértebras e insuficiencia respiratoria continuada lo que le produjo secuelas muy graves. Solo deciros que le han concedido la invalidez permanente absoluta.
¿A que no sabéis que alegó la señora?. Pues que ese perfume que le espolvorearon le provocó
un cierto mareo, y al estornudar perdió el equilibrio.
En fin, ya conocemos otra acepción a eso de “caerte el gordo”. Y mucho cuidado en los pasillos
de los centros comerciales, que como veis guardan riesgos imprevisibles.

Alberto Garom

ES
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